Dos viejos abrazados, Bartolomeo Passerotti |
Encarámate a mis ojos, que mi alma te exalta con júbilo de amante.
Manifiesta el interés que el ansia no oculta y satisface; olvidando los limites aprendidos, la oscura voz.
Tan solo roza mi mejilla con tus dedos y me elevaré a los cielos como en una plegaría y te amaré; perdidamente, con la pasión desesperada de la carne furiosa.
Visitaré tus adentros con la dulzura de un beso infantil y satisfaré tu descanso en una nube de césped húmedo.
Escribiremos en los cristales palabras eternas, mientras abrazamos lujuriosos el cáliz del pecado y tus ojos recitarán una jaculatoria amante.
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