miércoles, 21 de mayo de 2014

El carro de heno, el bosco





Otro de mis cuadros favoritos, es éste del Bosco

El Bosco  se adelantó al surrealismo, muchos personajes de sus pinturas, perecen haber salido directamente de un sueño.
Personajes oniricos y como tales simbólicos.
Su simbolismo refleja su visión del mundo de las pasiones humanas.

En el Jardín de las Delicias,  el pecado es el protagonista,  creando personajes e imágenes de un simbolismo muy personal, muy oníricas y alegóricas.
El Carro de Heno es una pintura posterior al Jardín de las Delicias y al igual que el Jardín de las delicias,  una alegoría moral también en relación con la conducta humana, volcada a la satisfacción de sus deseos ligados a lo temporal.
La pintura del Bosco tiene una motivación religiosa, como cristiano católico que era, vivía intensamente su fe  y la refleja, reprochandole a sus contemporáneos que vivieran al margen de Cristo,  que está a solas en los cielos, observando la necedad humana.



Interese alusión en esta Web al Salmo XIV
14:1 Dice el necio en su corazón:
No hay Dios.
Se han corrompido, hacen obras abominables;
No hay quien haga el bien.
14:2 Jehová miró desde los cielos sobre los hijos de los hombres,
Para ver si había algún entendido,
Que buscara a Dios.
14:3 Todos se desviaron, a una se han corrompido;
No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.
14:4 ¿No tienen discernimiento todos los que hacen iniquidad.
Que devoran a mi pueblo como si comiesen pan,
Y a Jehová no invocan?
14:5 Ellos temblaron de espanto;
Porque Dios está con la generación de los justos.
14:6 Del consejo del pobre se han burlado,
Pero Jehová es su esperanza.
14:7 ¡Oh, que de Sion saliera la salvación de Israel!
Cuando Jehová hiciere volver a los cautivos de su pueblo,
Se gozará Jacob, y se alegrará Israel.
Salmo 14 

La soledad de Cristo es reveladora, el pueblo se afana en en conseguir riquezas perecederas.
El centro de la atención es el carro de Heno, un cereal creado para los animales y no para el hombre, la significación simbólica me resulta muy sugerente. 
El ser humano está llamado para la trascendencia, no es el heno; o lo que es lo mismo, lo intrascendente, lo no creado para él, lo que ha de centrar su atención, sino el impulso trascendente, lo que le conduciría a recuperar su semejanza con Dios, lo que debería de preocupar al hombre.
Pero el Heno triunfa y seduce al hombre, al vulgar y también al poderoso, que atiende los asuntos relacionados con las formalidades de la política y del poder, yendo también ellos tras el carro de Heno.
Dejando todos a Cristo en la soledad de su Reino.

Esa enorme masa de Heno, sobre la que gira todo, es el eje de toda acción y lo representa sobre un carro.

El Carro está simbólicamente relacionado con el poder, con el medio de transporte de la divinidad en muchas tradiciones religiosas y mitologías,  el vehículo del héroe.

El carro en la mitología siempre ha sido el transporte de los dioses, como Cibeles, pero ya nos lo encontramos en la mitología del Antiguo Egipto como transporte del Sol, y ha sido siempre el vehículo de los dioses solares.









Mantegna pinta a Julio Cesar sobre un carro triunfal con toda su gloria, con una rama de palmera  en la mano como símbolo de victoria.
Cuando la Biblia habla de la destrucción del poder de quienes reinan, hace alusión también al carro.

2:21 Habla a Zorobabel gobernador de Judá, diciendo: Yo haré temblar los cielos y la tierra; 
2:22 y trastornaré el trono de los reinos, y destruiré la fuerza de los reinos de las naciones; trastornaré los carros y los que en ellos suben, y vendrán abajo los caballos y sus jinetes, cada cual por la espada de su hermano. (libro de Hageo)


El otro elemento central del cuadro, el protagonista en realidad,  es por supuesto el Heno.

3:10 Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica.
3:11 Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo.
3:12 Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, 

3:13 la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará.
3:14 Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa.
3:15 Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego.
3:16 ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?

  (1º de Corintios)

El texto evangélico reconoce la libertad de la persona para seguir edificando un templo a Dios sobre si mismo, con Cristo como cimentación; o bien, construir otro tipo de edificación, pagana y profana, que sirva a otros intereses que no sean la trascendencia espiritual.
El anterior párrafo bíblico,  pone como material de construcción de ese templo sobre si mismo, materiales como el oro, la plata, las piedras preciosas, pero también el Heno y la hojarasca, materiales sin valor para la construcción.

El Bosco con este cuadro, elabora un discurso en imágenes acerca de la necedad humana, que pierde su tiempo en actividades vanas y temporales, obviando el llamado de Cristo a la trascendencia del ser humano a través de la búsqueda de Dios.



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