Y a modo de balance

Hará una semana más o menos, pasaba yo delante de la sede de un partido comunista, dentro habían unos chavales reunidos y posiblemente charlando de política y analizando la realidad desde la perspectiva de su ideología.
-Qué jovencitos-, dijo mi esposa.
-Si, que tiempo perdido tan inútilmente.
-Hombre-me dijo ella-tampoco ha sido tan perdido, en cierto modo tu eres como eres por haber tenido esa experiencia.
Mi esposa, que tiene más sentido común que yo, tiene razón, empecé a militar políticamente cuando tenía prácticamente los quince años de edad y siempre defendiendo "causas justas", solidario y fiel a mis principios.
Eso construye a las personas, es cierto.
Pero en aquellos tiempos entrar de adolescente en un partido comunista tenía sentido, aunque en la década de los setenta el comunismo como ideología ya estaba muerto, eran otros tiempos y eramos demasiado idealistas; que ahora un chaval entre a un partido comunista, con la que está cayendo, no sé si tiene más de estúpido que de meritorio.

Todos mis años de coherencia ideológica han servido para...a mi al menos me  ha servido para...espera que piense...
Digamos que he sido útil para satisfacer los intereses de otros.
Es cierto que he hecho lo que he considerado correcto y en ese sentido,  no me arrepiento de las experiencias que he tenido, es cierto que me han construido y soy quien soy en buena parte por ellas, pero si pudiera cambiar algo de mi biografía sería esa parte, ese interés por la política, podría no ser como soy ahora, pero sería similar y quizá mejor.

En todo caso lo pasado pasado está; cada uno es hijo de su tiempo y como dice el refrán:
-Quien con viejos rió primero rió y luego lloró.
Y hoy por hoy, ser adolescente y comunista es ser un joven adherido a una generación de viejos y cuando ellos no estén, será un joven envejecido, solitario  y fuera de su tiempo.