Cristo se eleva ante la mirada de Gala, la cruz no le sujeta, él se eleva triunfante ante la muerte conquistando la eternidad, más allá del concepto linea de tiempo que manejamos los humanos.
La cruz que se encuentra tras él lo enfatiza y nos insinúa la presencia de Cristo en la cuarta dimensión.
La cruz proyecta sobre el suelo ajedrezado una sombra.
La primera lectura simbólica de cualquier cosa conviene que sea natural y rápida, espontanea, el resto de lecturas simbólicas pueden prestarse a la especulación.
Y el suelo en mosaicos blancos y negros nos evocan el juego de Ajedrez o de Damas, un lugar de conflicto entre dos contendientes, y a la vez, es una referencia al plano bidimensional. El dualismo.
Gala le observa en primer plano, al fondo un paisaje que evoca el mar de Galilea pintado en el otro cuadro en el que el Cristo, esta vez si, está anclado a la cruz y parece sobrevolar el mundo. Ella parece estar algo elevada en relación al suelo de mosaico, podríamos verla como ubicada en la tercera dimensión.
La trinidad
Me pregunto si Dalí se pinta a si mismo cuando pinta a sus Cristos.
Cristo ha ascendido a los cielos y está junto al Padre.
Pero en este cuadro es Gala quien ocupa el lugar de Dios.
Dali hace una alegoría a la Trinidad Cristiana, Gala como Dios, el Espíritu Santo y él mismo como Cristo.
¿Porqué él como Cristo? Para estar cerca de su Diosa, Gala.
Cristo ligado a su misión.
Imagino que la barca y el litoral, hace referencia al Mar de Galilea.
Cristo no está ascendiendo al cielo, parece sobrevolar la tierra, su cuerpo parece caer por la fuerza de su peso.
No se está liberando de la tierra sino que observamos por el gesto de su cuerpo y la posición de la cruz, que está ligado a la tierra, es como una alusión a la misión que tiene asignada. Cristo está crucificado antes incluso de empezar su misión, porque esa es su función en la historia. Predestinado al sacrificio.
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